"La inteligencia emocional es útil en tiempos de bonanza, imprescindible en tiempos de crisis" Dr. Hendrie Weinsinger

lunes, 2 de mayo de 2011

Aprender a manejar nuestros estados emocionales


Todos y cada uno de nosotros somos capaces de trabajar con nuestras emociones para lograr un mayor equilibrio y aprender a manejarnos (que no a evitar) frente al miedo, la ira, la vergüenza…

¿Cómo? Desarrollando ciertos hábitos y prácticas que nos ayudan a comprender mejor qué nos está pasando. Y es, a través de esta comprensión, que luego podemos cambiar o modificar aquellas cosas que no nos van bien.

Entonces, ¿qué podemos hacer para manejar mejor nuestros estados emocionales?

1. CONOCER nuestras Emociones

Aunque todas las especies pueden sentir, sólo los seres humanos somos capaces de razonar el porqué de esas emociones. Este hecho nos diferencia del resto de la naturaleza, ya que de ese modo podemos aprender a modificar aquellas conductas que no son beneficiosas para nosotros. Sin embargo, para poder modificar algo, primero hay que conocerlo.

Los seres humanos contamos con 7 emociones básicas con multitud de variantes y graduaciones (dicha cifra puede variar en función de su estudio de referencia):
 Miedo
 Ira o enfado
 Tristeza
 Vergüenza
 Asco o desprecio
 Sorpresa
 Felicidad

Para saber qué estamos sintiendo, es importante conocer a fondo cómo reaccionamos ante cada una de estas emociones. Ello lo podemos hacer preguntándonos:
¿Qué hago cuando estoy feliz/triste/enfadado…?
¿Qué pienso cuando estoy feliz/triste/enfadado…?
¿Qué me pasa cuando estoy feliz/triste/enfadado…?
¿Qué siento cuando estoy feliz/triste/enfadado…?

2. SABER qué nos están diciendo

Nuestras emociones funcionan a modo de brújula. Si aprendemos a escucharlas, sabremos qué nos dicen y porqué.

Tanto las emociones que nos hacen sentir bien (amor, alegría,…) como las que nos hacen sentir mal (ira, vergüenza, miedo,…), nos dan información muy interesante y valiosa sobre cómo podemos actuar la próxima vez ante una situación determinada. Nos da información de aquellos actos que son beneficiosos para nosotros y los que no.

Normalmente, cuando nos sentimos mal es porque de algún modo “sabemos” que no estamos actuando según nuestras expectativas. Seguramente nos gustaría hacer algo de manera diferente a lo que hemos hecho porque:
No hemos actuado según nuestros principios
Nos hemos dejado llevar por lo que otros quieren para nosotros
No hemos atendido nuestras necesidades o prioridades
No hemos tomado la responsabilidad (las riendas) de nuestra vida

Igualmente, cuando nos sentimos alegres, estamos aprendiendo qué comportamientos son los que nos hacen felices y nos acercan a nuestros objetivos personales de vida. Comprender estos comportamientos nos permitirá reproducir aquellas situaciones que nos benefician.

Para aprender qué nos están diciendo nuestras emociones podemos hacernos preguntas como:
¿Qué ha hecho que me sienta así?
¿Cómo me gustaría haber manejado esta situación?

3. HACER una lista de RECURSOS

Muchas veces nos asusta el hecho de que nos hagan daño, que se rían de nosotros, etc… Sin embargo, todos contamos con los recursos necesarios para afrontar ese tipo de situaciones, bien porque ya lo hemos vivido antes y hemos salido más fuertes de la situación, o bien porque ahora tenemos otras técnicas para afrontar esas situaciones.

Aunque no siempre nos sirva lo que hemos aprendido en el pasado o los recursos de los que disponemos en el presente, tener esta lista de recursos o estrategias nos da la suficiente confianza para que nuestro “miedo a sentir” se reduzca lo suficiente para que nos permitamos vivir una emoción y después gestionarla de una forma beneficiosa para nosotros. Evitar emociones sólo empeora nuestra salud física y psicológica.

Para poder hacer una lista completa de nuestros recursos personales, podemos preguntarnos cosas como:
¿Qué situaciones he vivido qué me han hecho más fuerte?
¿Cómo salí de aquella situación? ¿qué estrategias utilicé?
¿Qué aprendí y cómo puedo usarlo ahora?

Todos sentimos miedo, dolor, ira o vergüenza, pero sentir es parte de nuestro día a día. Sentir es lo que nos ayuda a crecer y seguir mejorando. Por ello, podemos elegir que estas emociones nos invadan y tomen posesión de nosotros (arrastrándonos hasta el suelo como el caballo), o podemos elegir tomar las riendas de nuestras emociones y conducirnos de tal forma que sepamos qué hacer con ellas.

La oportunidad es de todos. La elección es de cada uno. ¿Tú qué eliges?
Samar Cajal (Psicóloga, Coach y Facilitadora Emocional)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.