"La inteligencia emocional es útil en tiempos de bonanza, imprescindible en tiempos de crisis" Dr. Hendrie Weinsinger

lunes, 2 de mayo de 2011

La motivación


 
Podemos definir a la motivación como una orientación activa, persistente y selectiva que caracteriza el comportamiento; la motivación es a la vez fuente de actividad y de dirección de esa actividad. Añadamos que la actividad sustentada por una motivación tiene como finalidad el satisfacer una necesidad o, más generalmente, resolver un estado interior de tensión.

En este sentido, sólo aprendemos lo que queremos aprender. Nadie nos puede obligar a aprender algo si no estamos motivados. Por supuesto, podemos estar motivados POSITIVAMENTE (para hacer algo que nos lleva a un premio, beneficio, gratificación) o NEGATIVAMENTE (para eludir un castigo, un perjuicio, un daño).

Motivación y motivo son términos estrechamente ligados. Estas palabras derivan del verbo latino motere que significa “moverse”, “poner en movimiento” “estar listo para la acción”. De la misma raíz proviene la palabra ‘emoción’.

Desde un punto de vista psico-físico, la motivación es la capacidad para enviar energía en una dirección específica con un propósito específico. Esa energía es física, emocional e intelectual. En el contexto de la Inteligencia Emocional, significa usar nuestro sistema emocional para:
 
a) Potenciar las emociones que favorecen el aprendizaje (alegría, entusiasmo, perseverancia), y
 
b) Neutralizar los estados anímicos que obstaculizan el aprendizaje (depresión, tristeza, angustia, miedo, inseguridad, cólera).
 
En todos los órdenes de la vida la motivación, es la clave de cualquier logro y progreso.
 

Abel Cortese, especialista en Inteligencia Emocional

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